BUSCAR PARA SEGUIR EL VIAJE



LA BUSQUEDA.
QUIEN SABE DÓNDE ESTÁ LA VERDAD NO SIEMPRE SABE MEJOR QUE TÚ CÓMO PUEDES LLEGAR A ELLA

En el momento en que la caravana que va de Cádiz a Madrid hace un alto para descansar, se te pierde tu caballo. Lo buscas por todas partes. Finalmente, la caravana sale de nuevo sin ti y cae la noche. Toda tu carga ha quedado en el suelo y tú preguntas a todo el mundo:
-"¿Habéis visto mi caballo?"
Incluso añades:
-"¡Daré una recompensa a quien me dé noticias de mi caballo!"
Y todo el mundo se burla de ti. Pero la recompensa ofrecida hace decir a un arriero:
-"¡Acabo de ver un caballo de pelo rojizo y muy gordo. Se fue en esa dirección!"
Y a un cortesano que también viaja con la caravana:
-"¿No tenía tu caballo una oreja rota?"
Y a un canónigo:
-"¿No había una manta bordada en la silla?"
Y a otro arriero más:
-"¡He visto irse por allí un caballo con el ojo reventado!"
Así, todo el mundo te da una descripción de tu caballo con la esperanza de aprovecharse de tu largueza. Pero tú, aunque no sabes dónde está tu caballo, sí que reconoces la falsedad de todos estos indicios. Encuentras incluso a gente que te dice:
-"¡También yo he perdido mi caballo! ¡Busquemos juntos!"
Y cuando por fin viene alguien que te describe realmente tu caballo, tu alegría no conoce límites y haces de esa persona tu guía para recobrar tu caballo. Sin embargo, aunque tal vez sepa dónde lo vio o en qué dirección lo hizo, eso no garantiza que esa persona sepa mejor que tú seguir su rastro.

Comentarios